Inaugurada en 1968, La Muralla Roja de Ricardo Bofill se ha beneficiado últimamente de ciertas tendencias en la estética de la generación millennial, sirviendo como escenario para diversos ensayos fotográficos e, incluso, videoclips.
Convertido en el centro de atención de miles de arquitectos y amantes de la arquitectura, no es de extrañar que los residentes del famoso conjunto dificulten el acceso al icónico proyecto. Sin embargo, esto no ha asustado al fotógrafo y arquitecto libanés Anthony Saroufim de escudriñar los laberínticos corredores y escalas del edificio de Bofill.
Acompañado únicamente por su cámara análoga cargada con un rollo Kodak 400 Color Plus, Saroufim penetró la fortificación:
Mi corazón se aceleró cuando salté la cerca sin ser descubierto y con mi cámara en mano. Escudriñé rápidamente ese laberinto de escaleras, me escondí, di vueltas y saqué fotografías rápidamente. Tenía la sensación de estar robando momentos del lugar
Los registros fotográficos llevan el sello de la carrera a escondidas. Aunque la cámara a mano no ofrece la misma precisión compositiva de un trípode, las fotografías de Saroufim —ricas en textura— carece de una nitidez que parece, extrañamente, estar más en sintonía con la naturaleza del proyecto.
Conoce más sobre el trabajo de Anthony Saroufim en su sitio web o su cuenta en Instagram.